Como centros neurálgicos de la pandemia, los hospitales se han convertido en uno de los objetivos más deseados por los hackers desde la llegada del Covid-19. La información sensible relativa a los pacientes y a la investigación médica han sido las más atractivas a los hackers a la hora de robar información en los sistemas sanitarios y pedir un rescate por ella.
Los hospitales no son centros que históricamente hayan estado a la vanguardia en aspectos de ciberseguridad; y eso, sumado al colapso, la incertidumbre y la enorme presión asistencial ha creado brechas de seguridad que han vuelto vulnerables las redes de seguridad de estos centros.
Las vulnerabilidades tienen su origen normalmente en tres factores: el humano, derivado de una negligencia o error a la hora de manipular documentos o el propio sistema; el tecnológico, debido a fallos o desactualización en el software o en los recursos TI del centro; y el legal, por efecto de ineficiencia en el cumplimiento normativo.
Según los expertos, conociendo los tres ejes sobre los que giran las amenazas, es clave para la prevención de estas: la formación del personal, desarrollar y ejecutar planes de contingencia, segregar redes, y a aislar elementos para que solo el personal autorizado pueda tener acceso a determinados datos, o aplicaciones; así como contar con una visión de los posibles riesgos que permitan identificar y detectar a tiempo las amenazas.
-